"Ahora me pregunto por lo que no sé; cómo sentía, que pensaba, por dónde pudo pasar la verdad de su existencia. La derrota de La Tablada y la que sobrevendría después no son indicio de que se apagaran las luces de sus huesos en el fondo de la noche de la historia. Por el contrario, recuperaba las vigas del naufragio último para aprovecharlas en el siguiente naufragio. No importa que saliera derrotado o victorioso, pues la derrota o la victoria lo convertían en un náufrago irremediable. Pues todo náufrago se salva para regresar a las catástrofes del mar. Éste es el signo del náufrago. Y éste desde entonces-ahora se me hace la luz-, el de Facundo..." Texto extraído de la contratapa.
"¡Guárdate de los idus de marzo! Esta fue la célebre advertencia que hizo un adivino a Julio César, infausto presagio de lo que iba a suceder. El complot ya estaba urdido y los conspiradores, decididos a dar el golpe fatal. Tampoco las palabras de aviso del adivino fueron las únicas que escuchó César en los días previos al asesinato, pero era tan grande su confianza que la rechazó. En muchos aspecto, la de César fue una muerte anunciada.
Esta obra es la crónica implacable de las cuarenta y ocho horas anteriores al sangriento acontecimiento que cambiaría la historia". Texto extraído de la contratapa.