lunes, 29 de septiembre de 2014

NOVELAS HISTORICAS

Libros donados por Ignacio Garcia Zurita, directivo y docente de la institución.


"Corre el año 1815, Hipólito Vieytes, ideólogo decisivo-junto con Rodríguez Peña, Castelli, Belgrano- en los hechos que prepararon y desembocaron en el Mayo de 1810, ha sido condenado al destierro. La revolución tal como fue concebida agoniza y Vieytes desde su cama de enfermo, mientras espera la muerte, narra los desgarramientos de la Patria soñada, y escribe para dejar testimonio contra los traidores alistados en el partido de Saavedra. En las treguas o exaltación de la fiebre la memoria trabaja. Desfilan la niñez, la juventud, los precisos pincelazos costumbristas de la ciudad y del campo, las ideas revolucionarias, las intrigas políticas y su protagonistas, las campañas militares". Texto extraído de la contratapa.
 
 
 
"Dos hombres, dos gauchos, se acercan lentamente a la casa que habita un desconocido. Los guían el ocio y la llanura, la curiosidad amistosa y conversada que la llanura impone. Adentro de la casa, el desconocido piensa en los gauchos en un sentido abstracto y general- porque escribe- y también en la pampa, en las raras condiciones de vida que ofrece, rencorosa y entrañable, la  patria. Cada uno de ellos, cautivo en sus discretas intrigas, irá tensando el curso de la acción sin violentar el ritmo del relato. Los gauchos se llaman Gorostiaga y Tolosa; la finca LOS TALAS; el desconocido, Esteban Echeverría, hombre de letras, poeta romántico, gloria un poco olvidada de nuestras letras. Después vendrá para Echeverría, el exilio en Colonia y en Montevideo". Texto extraído de la contratapa.
 
 
"Ahora me pregunto por lo que no sé; cómo sentía, que pensaba, por dónde pudo pasar la verdad de su existencia. La derrota de La Tablada y la que sobrevendría después no son indicio de que se apagaran las luces de sus huesos en el fondo de la noche de la historia. Por el contrario, recuperaba las vigas del naufragio último para aprovecharlas en el siguiente naufragio. No importa que saliera derrotado o victorioso, pues la derrota o la victoria lo convertían en un náufrago irremediable.  Pues todo náufrago se salva para regresar a las catástrofes del mar. Éste es el signo del náufrago. Y éste desde entonces-ahora se me hace la luz-, el de Facundo..." Texto extraído de la contratapa.
 
 
 "¡Guárdate de los idus de marzo! Esta fue la célebre advertencia que hizo un adivino a Julio César, infausto presagio de lo que iba a suceder. El complot ya estaba urdido y los conspiradores, decididos a dar el golpe fatal. Tampoco las palabras de aviso del adivino fueron las únicas que escuchó César en los días previos al asesinato, pero era tan grande su confianza que la rechazó. En muchos aspecto, la de César fue una muerte anunciada.
Esta obra es la crónica implacable de las cuarenta y ocho horas anteriores al sangriento acontecimiento que cambiaría la historia". Texto extraído de la contratapa.